vicente pastor delgado :Un nuevo comienzo
Carlos siempre había soñado con ir a un intercambio estudiantil en Francia. Le encantaba el idioma, la cultura y la historia de ese país. Quería conocer la Torre Eiffel, el Louvre y el Arco del Triunfo. Quería hacer amigos, aprender cosas nuevas y vivir una aventura.
Pero todo se derrumbó cuando su padre perdió el trabajo y su madre se enfermó. De repente, no había dinero para pagar el viaje, ni para las medicinas, ni para la comida. Carlos tuvo que dejar el colegio y buscar un empleo. Se sintió triste, enojado y frustrado. Pensó que su sueño se había acabado para siempre.
Un día, recibió una carta del programa de intercambio. Le decían que habían encontrado una beca para él, que cubría todos los gastos del viaje y la estadía. Le pedían que confirmara su asistencia lo antes posible. Carlos no podía creerlo. Era una oportunidad única, una luz de esperanza.
Pero también tenía miedo. ¿Cómo iba a dejar a su familia en esa situación? ¿Cómo iba a viajar a un país desconocido, sin saber qué le esperaba? ¿Cómo iba a enfrentar los retos y las dificultades que seguro encontraría? ¿Y si fracasaba, si se arrepentía, si se sentía solo?
Carlos habló con sus padres y les contó la noticia. Ellos se alegraron por él y le dijeron que fuera. Que no desperdiciara esa chance. Que ellos se las arreglarían. Que estaban orgullosos de él. Que lo apoyaban y lo querían. Que lo esperarían con los brazos abiertos.
Carlos se emocionó y les agradeció. Les prometió que haría su mejor esfuerzo, que los mantendría informados, que los extrañaría mucho. Les dio un abrazo y un beso. Luego, hizo su maleta y se preparó para el viaje.
Al día siguiente, tomó un taxi al aeropuerto. Se despidió de su familia y subió al avión. Miró por la ventana y vio la ciudad que lo había visto nacer, crecer y sufrir. La ciudad que no pisaría por un año. Sintió un nudo en la garganta y una lágrima en el ojo.
Pero también sintió una sonrisa en la boca y una ilusión en el corazón. Sabía que estaba empezando una nueva etapa en su vida. Una etapa llena de desafíos, de aprendizajes, de sorpresas. Una etapa que lo cambiaría para siempre. Una etapa que lo haría feliz.
Carlos respiró hondo y cerró los ojos. Se dijo a sí mismo que todo iba a salir bien. Que era el dueño de su destino. Que tenía la fuerza y la voluntad para lograr sus metas. Que no estaba solo, sino acompañado por el amor de su familia y el apoyo de sus amigos.
Carlos abrió los ojos y vio el cielo azul y las nubes blancas. Vio el sol brillar y el horizonte extenderse. Vio el futuro esperándolo. Y se dijo a sí mismo que era el mismo de siempre, pero también uno nuevo. Uno más valiente, más maduro, más feliz.
Carlos se puso los audífonos y escuchó una canción. Era una canción que le gustaba mucho, que le daba ánimo y esperanza. Era una canción que decía:
No te rindas, que la vida es eso,
continuar el viaje,
perseguir tus sueños,
destrabar el tiempo,
correr los escombros,
y destapar el cielo.
Carlos cantó la canción y se sintió bien. Se sintió listo para empezar su nueva aventura. Se sintió feliz de haber recuperado la esperanza.
por vicente pastor delgado.